Moratalaz
no es el barrio donde las musas precisamente campen a sus anchas, o eso es lo
que se suele creer; pero, como bien es sabido, estas deidades lo reciben a uno
donde menos se lo espera: en un bar de dicho barrio charlando con un buen
amigo. En esta conversación me comentó que a él lo que le parecía realmente
subversivo no eran las algaradas callejeras, sino lo que decía un poema de
Pierre Paolo Pasolini que ensalzaba la figura de los policías parisinos frente
a los desaforados, luego atemperados, manifestantes de mayo del sesenta y ocho.
Este
comentario de mi amigo desató en mi interior una marea de ideas de lo que es
subversivo y de lo que no lo es, o de lo que creemos que es subversivo y,
efectivamente, en su momento lo fue pero ahora no lo es, aunque lo parezca.
Bien
es sabido que la vestimenta ha sido siempre utilizada como expresión de
rebeldía o descontento por diversas corrientes sociopolíticas, tanto en jóvenes
como en no tan jóvenes. Muchos cambios de actitud se basaron en cambios a la
hora de vestir. Y al hilo de esto me hice algunas preguntas: ¿Es revolucionario
que las mujeres vistan pantalón o los hombres vistan vaqueros? En su momento lo
fue, pero ahora lo rebelde sería vestir con falda las mujeres y de traje los
hombres, ya que la popularización de dichas prendas les ha hecho perder su
carácter subversivo: todo el mundo las viste, desde los infantes lactantes
hasta los octogenarios que pasan sus vacaciones en Benidorm en el mes de noviembre. Se ha implantado la
tiranía de los pantalones vaqueros, y esto ha convertido en subversivo la
corbata o la falda, que aparecen como opuestos a estas prendas tan aceptadas.
Y así pensamos
que cambiamos el mundo.
Pero
más se consigue preparándose concienzudamente para lograr los objetivos
personales y así, desde el púlpito desde el que se consiguen cambiar las cosas,
intentar luchar con nuestros conocimientos para cambiarlas: Se necesitan
científicos capaces de cambiar conceptos y situaciones con sus capacidades; se
necesitan maestros que ilustren a nuestros niños para ser adultos libres y
capaces de elegir; estamos necesitados de repúblicos capaces de liderar los
cambios indispensables para que la sociedad prospere, etc.
A
día de hoy, es subversivo ser culto, ya que con ello el hombre se hace libre,
se hace crítico por pensar por sí mismo, y eso provoca que se convierta en un
ser incómodo (¿subversivo?) para el propietario del poder que ve cuestionados,
de esta manera, sus dogmas. Para este último –o mejor dicho, para estos
últimos, pues muchos son- es mejor que la educación de calidad y la Cultura (sí, con
mayúsculas) no lleguen al pueblo, así éste continúa sobreviviendo a base de tópicos,
sin libertad, y puede ser manejado al antojo de los patricios políticos. Y
cuando me refiero a culto no me refiero a quien ha leído algunos libros en lo
que nos dicen lo que queremos oír, sino que también ha leído muchos libros en
los que se nos dice lo que no queremos oír; y ha leído y escuchado a los
clásicos y a los que no lo son; y se ha comprometido consigo a adquirir
conocimientos que le hagan ser más feliz o más infeliz, pero, seguro, que le
harán más libre.
Hoy,
como siempre, es subversivo nadar a contracorriente.
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